Introduccion al taller documental
Si estás leyendo estas páginas es porque muy probablemente en algún momento se te ha planteado la necesidad o el deseo de hacer tu propio documental o algo que en tu mente reside bajo otro término lingüístico diferente, como reportaje, audiovisual, vídeo, etc. Es normal, cualquier persona con una mínima inquietud artística o inquietud comunicativa se da cuenta del poder que tiene el medio audiovisual para transmitir al resto del mundo conceptos, ideas, emociones y sentimientos.
La temática es indiferente. Puede ser dar a conocer un parque natural en que llevas tiempo trabajando, o una especie animal que ha ocupado gran parte de tu tiempo, hablar sobre cómo nacen y mueren las estrellas o sobre cómo el levantamiento de una montaña expone nuevos restos fósiles. Sea cual sea tu campo es posible que tengas en mente la idea de crear una obra audiovisual en la que contar lo bello e interesante que es ese paisaje, lo cerca que anda una especie de la extinción o el último descubrimiento arqueológico en Mohenjo Daro.
Hoy en día tenemos la enorme suerte de vivir en una época en la que las herramientas para contar nuestras historias a prácticamente todo el mundo es algo muy muy fácil. Cámaras, ordenadores, micrófonos e internet son tan accesibles que éstas herramientas ya no suponen un problema. Pero como todo en la vida siempre hay una parte yin y otra yang. Esta accesibilidad ha hecho que, especialmente internet, se llene de contenidos. Miles y miles de de contenidos sobre naturaleza son subidos cada día a internet y lamentablemente tanto los buenos como los menos interesantes se pierden en un océano de información.
Por si fuera poco los creadores de documentales tenemos que competir con un mercado del entretenimiento abrumador. Cadenas de televisión, redes sociales y sobre todo una desesperante falta de criterio personal, hace que las personas estén dispersas, mohinas y en ocasiones poco dispuestas a recibir información sobre los temas que les pueden aportar mucho. Pero ésto es algo que cualquier productor audiovisual conoce. Por eso llevan todo su arsenal al campo de batalla y cada día las producciones de naturaleza para el gran público son más elaboradas, más caras y más espectaculares. Mientras escribo estas líneas se me viene a la cabeza una producción del año 2016 de National Geographic sobre Marte. Una serie en la que el contenido documental se monta en paralelo con un contenido de ficción al más puro estilo cinematográfico. Producciones de millones de euros para poder sobresalir, llamar la atención y transmitir sus deseos.
La conclusión de todo esto es que no vale cualquier cosa. Si estamos dispuestos a invertir todo el tiempo y dinero que se necesita para nuestro documental no podemos hacerlo a lo loco. Primero es necesario formarnos, aprender antes de emprender. El lenguaje audiovisual tiene sus reglas, al igual que la música o la fotografía. Es fundamental conocerlas para después seguirlas o romperlas. Pero no vale romperlas simplemente porque ni las conoces o ni siquiera sabes que existen.
Este curso taller está para ayudarte en ese proceso de aprendizaje. Quiero darte a conocer algunas de esas reglas del lenguaje audiovisual, especialmente en el género del documental y, sobre todo, inundar tu mente con cientos de consejos prácticos que acelerarán este proceso. Te daré muchas claves para que tu documental adquiera una calidad y acabado excepcionales y para sentar las bases que harán de tu obra un trabajo interesante y atractivo.
Pero no quiero engañarte. Un solo curso no puede convertirte en una nueva estrella del panorama documental. Hacen falta muchas horas de práctica, muchos libros, reuniones con aquellos que saben más que tú, ver y estudiar muchos documentales de naturaleza y mejor pronto que tarde comenzar por proyectos modestos para después ir creciendo poco a poco.
Una recomendación final. Los hispanos y en especial cuando hay poco dinero de por medio, tenemos la tendencia a hacernos hombres orquesta y encargarnos de todo. Lo entiendo, si no hay dineros para contratar profesionales de cada sector (operadores de cámara, editores, guionistas) pues tendrás que hacerlo tú mismo, no queda otra. Pero si tienes la oportunidad de delegar parte del trabajo, contratar o externalizar alguna parte del proceso o al menos dejarte aconsejar por quien sabe más que tú de un tema, no lo dudes. Los resultados son mucho mejores casi siempre. Por mucho que lo intentes no vas a hacer un guión como un guionista profesional, ni vas a cortar los planos como un editor profesional. Para eso hacern falta muchas horas de rodaje que, por el momento, seguro que no tienes.